Está entrada poco tendrá que ver con el tema de la migración y demás, sin embargo, si entrá totalmente en el sueño mexicano.
¿Qué es que tenemos distinto nosotros los mexicanos a los pueblos comunmente llamados primer mundistas que nos hace tan diferentes? Conversando con una amiga aquí en europa de nacionalidad mexicana, me comentaba que ella veía muy difícil que México tuviera la suficiente fuerza y honestidad que se experimenta aquí.
Medite su comentario de una manera especial; me explico:
Aquí en Alemania el sistema de transporte colectivo es altamente efectivo, puntual, con un horario establecido y en el caso de algunos trenes ya están en proceso de automatización. Todo se maneja a base de boletos; el mismo boleto que se usa en el U-Bahn sirve tanto para el S-Bahn, como para el Tram, como para los autobúses. Lo curioso de todo este asunto es que nadie se encarga de revisar que la gente porte su boleto, en verdad si alguien lo deseara podría subirse sin pagar al sistema de transporte colectivo. De manera azarosa, puede darse la oportunidad de que 2 oficiales debidamente identificados aborden el transporte en el que uno se encuentra y pidan los boletos a los pasajeros. Solamente me ha tocado observar una vez ese fenómeno, que se cuenta es muy raro. Me sorprendió observar que absolutamente nadie carecía de boleto.
Las calles tienen designados sus carriles de vuelta y la gente pacientemente se forma solamente dentro de ese carril para efectuar la vuelta deseada sin crear segundas filas ni aventar el automóvil. Muchos restaurantesy cafés se encuentran a la mitad de las concurridas plazas, los meseros se pasean observando que nada le falte a los comensales, pero al terminar de comer, uno debe pararse al interior del lugar a la caja a pagar lo que ordenó, diciendó él que cosas ordenó.
¡Tristemente observé que mi amiga tenía razón! Si en México existieran sistemas así, los lugares quebrarían, el transporte colectivo se encontraría lleno de gente que no pagaría su peaje, lo de las calles ya lo vivímos y es un verdadero caos. El sistema funciona y de una forma excepcional.
Me preguntó yo entonces: ¿Qué es lo que México no tiene para lograr ser un país de esos? Como es que Alemania seá lo que es hoy habiendo pasado por 2 guerras mundiales. Yo no digo que sea perfecto ni mucho menos; evidentemente tiene sus problemas y seguramente graves de igual manera, sin embargo, el ver como la gente se preocupa por el bienestar de su país, estado, gente, edificios demás me impresiona. Como anécdota, nos encontrabamos en la celebración del 849 aniversario de la ciudad de Münich cuando una señora llega a nuestra mesa diciéndonos que a mi lado se encontraba un billete de 50 Euros, respondimos que nuestros no erán y la señora los recogió, preguntó en las mesas aledañas y al no encontrar al dueño lo entregó al gerente del lugar por sí alguién se aparecía y reclamaba su dinero. Nunca algo así en México.
Se cuenta que en cierta ocasión se inventó una máquina capáz de detectar a los ladrones, instalándo dicho sistema en las entradas al metro. En Alemania en 3 horas detectó a 2 ladrones; lo instaláron en Madrid y en 1 hora descubrió a 15 ladrones, lo instalaron en Nueva York y en 30 minutos descubrió a 50, lo instalaron en colombia y en 10 minutos descubrió a 150 ladrones y lo instalaron en la ciudad de México y en un minuto ya se la habían robado.
Eso chiste me lo contó una niña inglesa... Triste no?
jueves, 21 de junio de 2007
jueves, 31 de mayo de 2007
¡Nos toca a nosotros!
Me complazco en escribir una de las primeras entradas de este tan potencial blog. El Sueño Mexicano… Suena atractivo y cargado de un realismo que sólo los mexicanos entendemos ¿Sueño o realidad? Podríamos decir que México es de los pocos países en los que confluyen ambos. Si usted, lector, disiente, conteste estas fáciles preguntas: ¿dónde ha visto usted que, en cualquier país, una mansión esté localizada en un pueblo? ¿O que enfrente de un condominio primermundista con casas de ocho millones de pesos esté una vecindad donde todavía hay animales de granja viviendo junto con 20 o 30 personas? ¿Un coche de ochocientos mil pesos rodeado de gente que no tiene ni para un pan diario? ¿Una “María” vestida de Gap? Eso si, sin perder las tradicionales trenzas y el rebozo con un niño que parece recién nacido por más que pase el tiempo.
Eso, queridísimos lectores, es México. Un surrealismo vivo, latente. Desafortunadamente no se queda en cuadros de Dalí, y es una realidad que tenemos que vivir día a día los que habitamos en este país. ¿Desafortunadamente? Si, pues aunque México es un país riquísimo en tradiciones, lugares, comida y gente, no deja de ser doloroso ver la pobreza que ataca a la gran mayoría de la población. Sueño y realidad, verdad y fantasía. Eso es México, gente. Ese es el país en el que nos tocó vivir.
Pobreza. Gran malestar de nuestro país. Por eso digo que México es como un sueño. Habiendo potencial de tanta riqueza y siendo a la vez un país tan pobre. Parece que no es realidad. Pero lo es… una injusta realidad. Y justamente esta falta de progreso es lo que nos ha llevado a vivir con uno de los problemas que nos tiene en el foco de la atención internacional: la migración. Hago un pequeño paréntesis para aclarar que no es mi interés, ni mi intención, hacer un estudio detallado del tema. No me interesa poner gráficas, análisis, estadísticas, etc. Para eso visiten la página del INEGI. Yo lo que busco es dar mi opinión, la opinión de un joven de 19 años que vive esta realidad, que la palpa día a día y que quiere ejercitar su derecho de libre expresión.
México tiene un localización geográfica bastante curiosa. Y no sólo meteorológicamente hablando (ya que somos uno de los países con más climas en el mundo) sino políticamente también, ya que fungimos como puente entre el primer y el tercermundo; entre Estados Unidos y Latinoamérica. Esto nos brinda una gran serie de pros y contras, que no explicaré en este momento. Sólo diré que para México la migración resulta un pro y un contra a la vez. Y muchos dirán: “¿cómo que un pro, si la migración es una desgracia?” Pues bueno, si lo ven desde el punto de vista de las esposas abandonadas y los hijos huérfanos, sí. Así, por supuesto que resulta un contra. Los pueblos de México se están quedando sin sus hombres. Las mujeres se casan y al mes quedan en un estado de pseudo-viudez porque sus maridos se van del país para buscar una mejor forma de vida para mantener a su familia… de la forma en que no la podrían mantener si se quedaran aquí. Y muchas veces esos hombres no regresan más. Efectivamente, a eso le podemos llamar un gran contra.
Pero díganme, ¿qué más pueden hacer si no hay un verdadero apoyo para la industria agraria? ¿Qué hacer si el gobierno no se ha encargado durante 75 años del fomento al campo? Contéstenme entonces ustedes: ¿no harían lo mismo si vieran que la situación, por lo pronto, no va a cambiar? Claro que mandar a nuestra gente fuera del país, principalmente a Estados Unidos, no es la mejor solución. Pero, ¿realmente, a los migrantes, les queda otra opción? Podríamos decir que la educación, pero entonces caemos en el mismo dilema que con el campo. ¿Trabajo o estudio? ¿Ustedes consideran que la educación oficial actual es de suficiente calidad y alcance como para que esas personas pudieran entrar al nivel de competencia globalizado reinante? Lo dejo a su arbitrio y yo, por el momento, prosigo.
No queriendo abarcar por completo el tema ya que se necesitarían cuartillas y cuartillas para hacerlo (y yo lo que busco es dar mi opinión) trataré de resumir lo que pienso. Si por el momento no se está resolviendo la situación y no podemos evitar que nuestra gente se siga yendo del país, entonces no nos queda más (igual, por el momento) que ver el lado positivo de la situación. Gracias a esos migrantes, y al peligro que corren al “brincarse” la frontera, sus familias tienen que comer y viven como no lo harían si aquellos se hubieran quedado en México. Gracias a ellos el ingreso económico al país ha incrementado. Gracias a ellos tenemos voz y representación, deficiente pero la hay, en Estados Unidos.
Todo tienen un costo y desafortunadamente el que tenemos que pagar los mexicanos para que los pobres no sean tan pobres es muy alto. La disgregación de familias es muy dolorosa y sinceramente es una lástima pensar que para que aquellas vivan relativamente mejor es necesario que los padres y madres de familia tengan que abandonar a sus hijos para hacerlo. No porque yo vea un pro en el problema de la migración significa que lo apruebe, por supuesto que no. Pero es una solución a corto plazo a la pobreza, sobretodo si nuestro gobierno y nosotros mismos no hacemos nada para superarla (y tratar, en la medida de los posibles, de erradicarla).
Yo se que dije que no buscaba dar soluciones al problema, pero no me puedo quedar callado. A mis 19 años lo más que puedo hacer es prepararme para tratar de hacer un mejor país y buscar su progreso, por lo tanto, no está en mis manos en este momento borrar de un plumazo la pobreza mexicana. Aún así creo que es necesaria una reforma agraria y un mayor fomento al campo. En una opinión (muy personal) no creo que la pequeña propiedad agraria sea la solución. Esa es una reminiscencia revolucionaria y comunista que lo único a lo que ha llevado al campo es a su declive económico. No digo tampoco que vuelvan los latifundios decimonónicos, pues ya vimos que es una fuente de abusos. Pero la reforma agraria debería estar enfocada al apoyo al campo a través de la inversión pública y privada, más la segunda que la primera. El futuro del país está en la inversión privada y es lo único que va a sacar a flote nuestra economía, véase desde el ámbito que se vea, pues también es una realidad que el monopolio estatal sobre los recursos naturales no es la vía idónea para sacar a México de su pobreza.
Eso, queridísimos lectores, es México. Un surrealismo vivo, latente. Desafortunadamente no se queda en cuadros de Dalí, y es una realidad que tenemos que vivir día a día los que habitamos en este país. ¿Desafortunadamente? Si, pues aunque México es un país riquísimo en tradiciones, lugares, comida y gente, no deja de ser doloroso ver la pobreza que ataca a la gran mayoría de la población. Sueño y realidad, verdad y fantasía. Eso es México, gente. Ese es el país en el que nos tocó vivir.
Pobreza. Gran malestar de nuestro país. Por eso digo que México es como un sueño. Habiendo potencial de tanta riqueza y siendo a la vez un país tan pobre. Parece que no es realidad. Pero lo es… una injusta realidad. Y justamente esta falta de progreso es lo que nos ha llevado a vivir con uno de los problemas que nos tiene en el foco de la atención internacional: la migración. Hago un pequeño paréntesis para aclarar que no es mi interés, ni mi intención, hacer un estudio detallado del tema. No me interesa poner gráficas, análisis, estadísticas, etc. Para eso visiten la página del INEGI. Yo lo que busco es dar mi opinión, la opinión de un joven de 19 años que vive esta realidad, que la palpa día a día y que quiere ejercitar su derecho de libre expresión.
México tiene un localización geográfica bastante curiosa. Y no sólo meteorológicamente hablando (ya que somos uno de los países con más climas en el mundo) sino políticamente también, ya que fungimos como puente entre el primer y el tercermundo; entre Estados Unidos y Latinoamérica. Esto nos brinda una gran serie de pros y contras, que no explicaré en este momento. Sólo diré que para México la migración resulta un pro y un contra a la vez. Y muchos dirán: “¿cómo que un pro, si la migración es una desgracia?” Pues bueno, si lo ven desde el punto de vista de las esposas abandonadas y los hijos huérfanos, sí. Así, por supuesto que resulta un contra. Los pueblos de México se están quedando sin sus hombres. Las mujeres se casan y al mes quedan en un estado de pseudo-viudez porque sus maridos se van del país para buscar una mejor forma de vida para mantener a su familia… de la forma en que no la podrían mantener si se quedaran aquí. Y muchas veces esos hombres no regresan más. Efectivamente, a eso le podemos llamar un gran contra.
Pero díganme, ¿qué más pueden hacer si no hay un verdadero apoyo para la industria agraria? ¿Qué hacer si el gobierno no se ha encargado durante 75 años del fomento al campo? Contéstenme entonces ustedes: ¿no harían lo mismo si vieran que la situación, por lo pronto, no va a cambiar? Claro que mandar a nuestra gente fuera del país, principalmente a Estados Unidos, no es la mejor solución. Pero, ¿realmente, a los migrantes, les queda otra opción? Podríamos decir que la educación, pero entonces caemos en el mismo dilema que con el campo. ¿Trabajo o estudio? ¿Ustedes consideran que la educación oficial actual es de suficiente calidad y alcance como para que esas personas pudieran entrar al nivel de competencia globalizado reinante? Lo dejo a su arbitrio y yo, por el momento, prosigo.
No queriendo abarcar por completo el tema ya que se necesitarían cuartillas y cuartillas para hacerlo (y yo lo que busco es dar mi opinión) trataré de resumir lo que pienso. Si por el momento no se está resolviendo la situación y no podemos evitar que nuestra gente se siga yendo del país, entonces no nos queda más (igual, por el momento) que ver el lado positivo de la situación. Gracias a esos migrantes, y al peligro que corren al “brincarse” la frontera, sus familias tienen que comer y viven como no lo harían si aquellos se hubieran quedado en México. Gracias a ellos el ingreso económico al país ha incrementado. Gracias a ellos tenemos voz y representación, deficiente pero la hay, en Estados Unidos.
Todo tienen un costo y desafortunadamente el que tenemos que pagar los mexicanos para que los pobres no sean tan pobres es muy alto. La disgregación de familias es muy dolorosa y sinceramente es una lástima pensar que para que aquellas vivan relativamente mejor es necesario que los padres y madres de familia tengan que abandonar a sus hijos para hacerlo. No porque yo vea un pro en el problema de la migración significa que lo apruebe, por supuesto que no. Pero es una solución a corto plazo a la pobreza, sobretodo si nuestro gobierno y nosotros mismos no hacemos nada para superarla (y tratar, en la medida de los posibles, de erradicarla).
Yo se que dije que no buscaba dar soluciones al problema, pero no me puedo quedar callado. A mis 19 años lo más que puedo hacer es prepararme para tratar de hacer un mejor país y buscar su progreso, por lo tanto, no está en mis manos en este momento borrar de un plumazo la pobreza mexicana. Aún así creo que es necesaria una reforma agraria y un mayor fomento al campo. En una opinión (muy personal) no creo que la pequeña propiedad agraria sea la solución. Esa es una reminiscencia revolucionaria y comunista que lo único a lo que ha llevado al campo es a su declive económico. No digo tampoco que vuelvan los latifundios decimonónicos, pues ya vimos que es una fuente de abusos. Pero la reforma agraria debería estar enfocada al apoyo al campo a través de la inversión pública y privada, más la segunda que la primera. El futuro del país está en la inversión privada y es lo único que va a sacar a flote nuestra economía, véase desde el ámbito que se vea, pues también es una realidad que el monopolio estatal sobre los recursos naturales no es la vía idónea para sacar a México de su pobreza.
Otra probable solución es el apoyo a la pequeña y mediana empresa MEXICANA. ¡Nos comen las empresas transnacionales! ¿Y dónde queda México entonces? ¿Para qué tantos tratados de libre comercio si la empresa mexicana es casi inexistente? ¿No sería mejor llamar a los tratados de libre comercio: tratados de “súbanle el precio a lo que importamos y bájenselo a lo que exportamos”? ¿Dónde quedan nuestras fuentes de producción y de empleo? ¿Cómo luchar contra naciones maquiladoras como China, Taiwan o Indonesia? Sólo con un verdadero apoyo al campo (que debería de ser nuestra primera fuente de ingreso nacional) y a las pequeñas y medianas empresas mexicanas es como saldremos adelante. Si se quiere seguir monopolizando todo en manos del Estado esto no se va a lograr. El Estado, el Gobierno, está para servirnos a nosotros, no nosotros para hacer más ricos a sus burócratas. Entonces, cabe decir, esto es un problema que nos atañe a todos, no nada más al Estado. ¡Basta de un Estado paternalista del cual esperamos que nos de todo en la boca! ¡Basta de quedarnos con los brazos cruzados esperando que todo se resuelva sólo! Todos formamos parte de México, ¿no? Entonces por qué no dejamos nuestro estúpido egoísmo a parte por un momento y nos ponemos a ver en qué podemos ayudar nosotros. ¿Por qué no empezamos con cumplir nuestras obligaciones ciudadanas? Comenzando por pagar los impuestos… Pero no nos quedemos ahí: es deber de los que contamos con la fortuna de tener una educación de educar a los que nos rodean, y no me refiero a las materias de educación primaria y secundaria, sino una verdadera educación cívica. Desde no pasarnos un semáforo, no tirar basura, no insultar al de al lado, hasta a sonreírnos sabiéndonos todos mexicanos. Todo eso contribuye a la formación y riqueza de un país. En nuestras manos está el que México progrese. Sólo con nuestro apoyo y verdadero interés ciudadano de ver crecer a nuestro México lograremos hacer de éste un mejor país. Gracias.
miércoles, 30 de mayo de 2007
¿El Sueño Mexicano?
Que entienden ustedes por el sueño mexicano... El sueño mexicano puede ser muchas cosas, desde la gente que entra de "mojados" al sur de la república hasta la gente que sale del país porque tiene una esperanza de mejorar su vida, o porqué no, la gente europea que, con visiones "hippiescas" se avienta absolutamente a la aventura y llega a vivir a los pueblos más recónditos de este país.
Como ejemplo de esto, he encontrado a muchos alemanes y "gringos" viviendo escondidos en pueblos como Malinalco, no el club de golf, el pueblo, donde todas las Semanas Santas hay un "Via Crucis" que recorre el pueblo entero y el 15 de Septiembre la poblacion entera de hombres y niños desfilan con antorchas encendidas y desprendiendo gotas de petroleo ardiendo por las callejuelas del pueblo.
Hace poco hubo una situación que me intrigó mucho. Una noche en Cancún, regresando de un "antro" en camión se subió una señora joven con un violín. Era una señora que facilmente me la imagino en el super del Pedregal haciendo sus compras semanales y con su camionetota afuera con el chofer esperándola. Pero no, estaba ahí a las 2 de la mañana en un camión en Cancún con un violín, del cuál dispuso, después de colocarse unos lentes oscuros, para comenzar a tocar una pieza del mismísimo Alejandro Lora seguida por una pieza de música clásica (Disculpen ustedes por mi poco conocimiento de este tipo de música, pero desconozco el nombre de la pieza).
Esta mujer me dejó totalmente intrigado, lleno de curiosidád. Cuál fué mi sorpresa cuando, un par de días después me la topé en un mercado de artesanías saliendo de... ¡su departamento? Por supuesto que me le acerqué, absolutamente seguro de no saber que le iba a decir, pero mis pies me llevaron justo donde estaba ella... Silencio.... Comenzé comentandole que había observado su interpretación en el camión y ahi todo comenzó...
Ella es una señora inmigrante de Francia, vino a México sin un centavo y conoció a un hombre humilde, se enamoraron y tuvieron una hija. "Mi esposo normalmente toca conmigo en los camiones, pero ultimamente no ha podido porque esta saliendo de rehabilitación..." Su esposo, drogadicto, ella violinista de autobus.
Y así hay muchos casos de gente que llega a México, buscando algo, buscando a alguien, buscando cosas que, si uno se detiene a buscarlas, se encuentran en cualquier lugar, aún en el menos esperado... Es más, según Murphy, se encuentran más probablemente en donde uno no esta buscando.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)